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“Mi Misión al Norte – Comienzo – Tatiana Romero”

Índice

Mi Misión – Comienzo

La misión al norte ya estaba presente. Solo me tenía que dar el tiempo de recibir las indicaciones, conectarme con mis guías y que ellos me brinden el camino, que ellos me brinden las tareas que teníamos que realizar en el norte de la Argentina.

La elección del viaje

Antes de darme ese tiempo y sentarme a canalizar y preguntarle a mis guías, con Diego decidimos sacar pasajes a Jujuy, Argentina. Entonces nos sentamos a sacar los pasajes de avión y no había en las fechas que queríamos, porque la fecha era muy concreta: 21 de septiembre. No había. Los que había no nos gustaban los horarios. Buscamos, buscamos, dijimos “no, algo está pasando, que no está fluyendo”. Nos quedamos en silencio, nos miramos y nos dijimos “¿estás pensando…?” “Sí, estamos pensando lo mismo”: ir en auto hacia el norte de la Argentina. Nosotros vivimos en el centro de la Argentina, en la provincia de Buenos Aires, y llegar hasta Jujuy, el norte de la Argentina, son varios kilómetros. Que hacer esa aventura en auto no es imposible, pero no era lo que teníamos pensado o lo que creíamos que teníamos que hacer. Pero lo decidimos, y así fue. Sabíamos que el 21 de septiembre teníamos que estar en el norte de la Argentina. No sabíamos en qué lugar, no sabíamos a hacer qué, pero allí teníamos que estar. En el equinoccio de primavera, norte de Argentina. Y en el equinoccio de otoño, en Perú.

Canalización de la misión

Cuando comienzo a recibir las indicaciones de la misión fue realmente metafórica, y no se entendía muy bien qué era lo que iba a suceder.

“En las puertas del universo insertarás la vida. La flor se abre, abriendo el universo en ti y en el mundo a través de ti. Las puertas rechillan. Las puertas se sacuden. El sonido las abre. Las aves vuelan. La flor se enciende. Las flores nacen. Las puertas ya están abiertas. Llevar la flor a la puerta.”

Esa fue la misión que presentaron. Al conectar con la misión, sabíamos que necesitábamos: una flor, una puerta y una apertura, una activación a través del sonido.

La flor y la puerta

Pasaron algunos días, algunas semanas. La flor llegó. Mi mamá, sin saber nada de esto, me regala una flor de loto de cristal. Cuando ese regalo llega a mí, en el centro de mi corazón entendí que era esa flor que había que llevar a la puerta. Cuando esa flor llega a mí, me conectan con esta parte de la metáfora en donde las flores nacen. Y claro, uno diría primavera. Pero tres días después de la primavera está mi cumpleaños. Entonces entendí que no era en primavera, era en mi cumpleaños que tenía que llevar esa flor. Esa flor que venía desde mi madre. Esa flor que llegó a la puerta de mi casa sin esperarlo. Un día normal. Solo faltaba saber cuál era la puerta, cuál era el lugar para llevar y dejar esa flor.

Inicio del viaje

Llegó septiembre. Llegó la fecha que habíamos decidido partir de casa: 15 de septiembre. Inició nuestro viaje con nuestro auto. Nosotros habíamos pedido al universo un auto que nos acompañe a recorrer la Argentina, y así fue. Les voy a presentar a Super Sandy, que nos está cobijando en esta aventura. Acá tenemos la habitación, la suite. Acá duerme Tati, duerme Diego. El vestidor. Por acá tenemos el vestidor. Acá tenemos el baño. Ahí tenemos el mate para el viaje, y la cocina. Cocina, alacena y agüita potable. Y falta la computadora, que, bueno, está ahí. La parte de trabajo la dejamos abajo. Nos acompañó Sandy. Si le ponemos personalidad y esencia a todo lo que nos rodea, Sandy nos acompañó en este viaje. Y comenzamos en la madrugada del jueves 15 de septiembre del 2022.

Primera parada: Capilla del Monte

No sabíamos hacia dónde. El recorrido por las rutas que íbamos a hacer hasta llegar a Jujuy cambió muchas veces. Desde el día que canalicé la misión hasta el 15 de septiembre, el recorrido, las rutas, las provincias en las cuales íbamos a frenar y a estar y a descansar cambiaron muchas veces. Unos días antes de partir, creo que dos o tres días antes, se reveló la primera parada: Córdoba, Ongamira. Entonces allí fuimos. Pusimos el GPS a Córdoba, puntualmente en Capilla del Monte. Era la primera parada. No sabíamos si en Ongamira podíamos quedarnos a dormir. Entonces dijimos: “vayamos a Capilla, es un lugar que conocemos, y va a estar lindo pasar por allí y saludar a nuestro amigo el Cerro Uritorco”. Y así comienza la aventura, en la primera parada: Capilla del Monte.

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Escrito por

Tatiana Romero